El desarrollo psicológico y social de los individuos depende necesariamente de las características de los ámbitos familiar y social en que nacen, crecen y con los que interactúan. El sostén familiar es esencial para la seguridad, la confianza, la responsabilidad y la autoestima necesarios en la vida de un niño. Pero hay determinadas conductas que se originan en su entorno circundante que pueden contribuir con su crecimiento saludable, como los factores de protección, o pueden alterar su calidad de vida, como los factores de riesgo.
Los factores de riesgo son agentes personales, familiares o socioculturales que favorecen la aparición de una situación o conducta no deseada, asociada a una problemática específica, como el abuso de drogas, el abandono infantil o el delito. La exposición durante la infancia a factores de riesgo repercute en el desarrollo psicosocial del niño.
El ámbito familiar
La familia es el primer espacio de socialización en la vida de un niño, y los padres o cuidadores, como también la situación socioeconómica, influyen en su calidad de vida y en la de todos los miembros del hogar. Un entorno familiar de riesgo implica que las funciones de protección y afecto que aquella debe brindar se ven afectadas o amenazadas.

Factores internos o personales

El ámbito escolar
La escuela es otro entorno primordial de socialización durante la infancia que va de la mano junto con el sustento familiar, y es un espacio fundamental para el acompañamiento social y pedagógico de los niños porque allí pasan gran parte del tiempo.

El ámbito social

La identificación temprana y la comprensión de los factores de riesgo permiten amortiguar su impacto y prevenir enfermedades físicas y emocionales en la niñez.
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